Curiosidades Made in China

Tras volver de mi cuarto viaje a China, incluyendo un par de ellos por zonas menos visitadas, es buen momento para mirar atrás y recuperar algunos de las cosas más curiosas que me he encontrado.
Tras volver de mi cuarto viaje a China, incluyendo un par de ellos por zonas menos visitadas, es buen momento para mirar atrás y recuperar algunos de las cosas más curiosas que me he encontrado.
Suzhou es la otra mitad de la dualidad celestial que Marco Polo y otros viajeros clásicos alabaron de la China de la antigüedad. La razón para tanta fama son su colección de jardines clásicos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Hangzhou, la ciudad de la que Marco Polo dijo que era “la más espléndida y celestial en el mundo” por su legendario Lago del Oeste, uno de los lugares turísticos más famosos de China desde hace siglos y que ha inspirado a legiones de poetas, pintores y artistas chinos a través de los tiempos. La UNESCO lo incluyó en su lista del Patrimonio de la Humanidad en 2011.
Nanjing (conocida en occidente como Nanking en el pasado reciente) es una de las ciudades más importantes de la Historia de China. Fue la capital de reinos e imperios en diversas ocasiones a lo largo de diferentes dinastías y, posteriormente, de la República durante la primera mitad del siglo XX. Aunque su nombre ha quedado tristemente asociado a la sangrienta masacre cometida por las tropas japonesas a finales de 1937, en la actualidad es una urbe moderna, bulliciosa y tremendamente atractiva para el turista a la que merece mucho la pena dedicar un par de días.
Manchukuo, agosto de 1945. Fangzhen se convirtió en la tela de araña donde se iban quedando atrapados los colonos japoneses de la zona que iban llegando desde que se supo de la invasión soviética. Una vez allí descubrían que su ruta de huida acababa en el rio Songhua y que el ansiado barco que les llevaría de vuelta a casa no iba a aparecer.
De entre todos los lugares que son una ventana a la crueldad exhibida por los japoneses durante la época colonial, el más extremo de todos es la UNIT 731. Lo ocurrido allí les hace merecedores del poco distinguido título de “los nazis del este”.
De todas las ciudades de Manchuria/Dongbei que vi el año pasado, Harbin fue la que más me sorprendió y la más bonita con diferencia. Yo ya la conocía por su mundialmente famoso festival de hielo que todos los años atrae a miles de turistas en pleno invierno, pero no me esperaba la magnitud y belleza de su esplendorosa herencia rusa. Tocaba volver porque me había dejado dos espinas clavadas, una grande y una pequeña, y era hora de sacarlas.
Aunque Lüshunkou quizás no diga nada, su antigua denominación, Port Arthur tiene un aura mítica para los aficionados a la historia bélica. Aquí se dirimieron por tierra y mar algunas de las batallas decisivas de la guerra Ruso–Japonesa de 1904-05. Un lugar lleno de historia.
Justo un año después de mi primer viaje a Manchuria, era hora de volver para ver los sitios que me quedaron pendientes, quitarme alguna espina clavada y cerrar el círculo manchuriano. La estratégica ciudad costera de Dalian, el antiguo Dairen japonés, fue la primera parada.