1.- La Reina del Sur de Arturo Perez-Reverte
Empezaré diciendo que soy poco fan de APR. Me parece un «escritor del método» con tendencia al pasote. Por justificar que se ha documentado bien sobre el tema del que trata el libro de turno, acaba metido de lleno en una pedantería irritante, llegando al paroxismo en «La carta esférica» y sus términos de navegación a vela. De la celebérrima serie de Alatriste, leí el primero y no me gustó demasiado, el segundo no fui capaz de acabarlo. A cambio, no le niego que domina el lenguaje, tiene estilo personal y escribe bien.
Dicho esto, empecé a ojear La Reina del Sur tras un reciente viaje a México y me enganchó desde la primera página. No sé si APR está un poco más contenido o yo más flexible, pero me parece que esta vez alcanza el punto justo de «mexicanización» y de investigación sobre rutas y formas de los narcos, manteniendo el pulso de la novela sin perderse en excesos. La acción fluye con naturalidad y se lee de un tirón. Me chocó un poco la parte de falso documental, pero quizás sea necesaria porque queda claro que, cambiando nombres, todo es muy probable que sea verdad. Además, APR se adelantó una década y media al fenómeno de los narcos volviéndose estrellas de la pantalla.
2.- Carrying the Fire de Michael Collins
De los tres astronautas del Apollo 11, Mike Collins fue el que se quedó en el módulo de mando esperando a que Armstrong y Aldrin regresaran de la luna. Siempre sentí un poco de pena por él al quedarse tan cerca de su objetivo pero sin pisarla. Bueno, y porque los que si la pisaron se llevaron toda la fama. Eso hasta que le vi en varios documentales y queda claro que es un tío súper majo y totalmente en paz consigo mismo, al contrario que Aldrin, por ejemplo. Hay bastante unanimidad entre aficionados al mundillo y lectores de la exploración espacial respecto a que la autobiografía de Collins es, de largo, la mejor de todos las escritas por los astronautas del programa Apollo. No las he leído todas, pero no me sorprendería lo más mínimo. Fluida, divertida, sincera, valiente, humilde y a la vez orgullosa… Collins encuentra el punto intermedio entre entretener, divulgar y, sobre todo, explicar dentro de lo posible lo que era ser piloto de pruebas (morían a patadas) y astronauta de la NASA en su mayor apogeo (los programas Gemini y, especialmente, Apollo). Una de las mejores autobiografías que he leído, sin más. Nota: el libro es de 1975 y Collins sigue vivo y colliando en 2020.
3.- 300 de Frank Miller y Lynn Varley (Releído)
En su momento, hace ya mucho, me gustó pero no me dejo poso ninguno, así que aproveche para releerlo, despasito, y disfrutarlo ya sabiendo lo que iba a pasar (bueno, la primera vez también lo sabía a grosso modo). Me parece que gana con la revisión. El trabajo grafico es brutal, y la simplificación de la parte histórica funciona, quedándose con la parte más legendaria para ceder protagonismo a unas viñetas deslumbrantes.
4.- Bad News: The Turbulent Life of Marvin Barnes, Pro Basketball’s Original Renegade de Mike Carey
Me lo he leído en un suspiro y me ha gustado mucho. Quizás porque se centra en el Marvin persona en lugar de en el jugador de baloncesto, con lo que no necesita exagerar sus logros o los what ifs hasta el absurdo como hacen otros libros de este estilo. También porque está escrito desde el cariño pero a la vez sin dejar de ser duro y honesto. Y porque es capaz de darnos una visión muy acertada de las cosas autodestructivas que hacia Barnes pero sin caer en el amarillismo ni quedarse solo en las anécdotas repetidas una y otra vez, como cuando esnifaba coca en el banquillo de los Celtics. Es casi más un libro sobre un adicto que jugó un tiempo a baloncesto que sobre un baloncestista que fue adicto. Un adicto que intentó una y mil veces recuperarse pero que recaía siempre. Y al que todo el mundo sinceramente apreciaba, con guiño especial al dueño de los Spirits, Ozzie Silna. En el firmamento baloncestístico Barnes fue como un meteorito entrando en la atmosfera, cuyo fulgor dejo una impresión imperecedera en aquellos que le vieron pero que se consumió en muy poco tiempo por una querencia fatal a las drogas y la autodestrucción. Hasta el último día de su vida. En 1974 fue número 2 del draft de la NBA y apuntaba a gran estrella tras ser rookie del año en la ABA. Todo el mundo coincidía que había nacido para el baloncesto, un talento puro. Para 1977, apenas cuatro temporadas despues, ya era casi un exjugador. Todos los entrevistados coinciden: the biggest waste of basketball talent I have ever seen.
5.- The Infinite Air de Fiona Kidman
Mucho de ellos hoy ya semi olvidados, los pioneros de la aviación de los 20 y los 30 fueron tremendamente famosos en su momento, celebridades a nivel mundial. Este libro es una biografía novelada de Jean Batten, la piloto neozelandesa que batió varios records a mitad de los 30 y que por su belleza y estilo era conocida como «La Garbo de los Cielos». La novela se explaya en su niñez y adolescencia en Nueva Zelanda, las complejas relaciones familiares que forjaron su carácter y las razones que la llevaron a perseguir su sueño de volar con ahínco. También en los primeros pasos de su carrera como aviadora y los grandes sacrificios que implicó. Bien escrito, es ameno y engancha. Desarrolla los personajes con mimo, y también da una idea bastante buena de lo que significaba volar en aquella época y el ambiente en que se movían los pilotos. Y por supuesto te recuerdan que morían a montones tarde o temprano.
6.- Greek bearing gifts de Philip Kerr
La decimotercera novela de la serie de Bernie Gunther se desarrolla principalmente en Grecia en 1957. Como siempre, el pasado viene a perseguir al bueno de Bernie por mucho que se esfuerce en alejarse de él. La trama es interesante y se va volviendo más compleja a medida que avanza la novela, quizás volviéndose demasiado etérea al final. Aunque me ha gustado, yo lo colocaría en la mitad del pelotón porque alterna buenos momentos, llenos de humor y tensión, con otros en los que da la sensación de que la fórmula esta algo agotada.
7.- The girl who played go de Shan Sa
Una adolescente china y un militar japonés se enfrentan en una partida de Go durante la ocupación japonesa de Manchuria en los 30. La historia está contada desde ambos puntos de vista y cada capítulo alterna entre los protagonistas. Los capítulos son cortos y rápidos como ráfagas de metralla, y aunque predomina el lenguaje poético y evocador, también puede ser directo y sin adornos. Un libro con un algo especial y muy recomendable que le dio a su autora, la franco-china Shan Sa, el Goncourt Jr.
8.- Stasi child de David Young
Una adolescente aparece asesinada y mutilada junto al Muro de Berlín. La novedad es que está en la parte de la RDA y la investigación y la acción se desarrollan en la muy olvidada y bastante desconocida Alemania comunista, lo que da pie a que nos cuenten como era la vida diaria allí. La encargada de investigar el asesinato es una mujer de la volkspolizei, que tendrá que luchar contra intrigas e intereses del mismo sistema del gobierno para resolverlo. Bien escrito, muy bien ambientado y desarrollado, se lee rápido y con disfrute. Quizás lo único que le falta es un poco de humor al estilo de Bernie Gunther.
9.- Lobos de la Stasi de David Young
Aproveché el tirón para leer la segunda entrega de las aventuras de la detective de Alemania Oriental Karin Muller. El bajón me ha parecido considerable. Las continuas referencias a lo acontecido en el primer libro, innecesarias para la trama, lo hace repetitivo y el ritmo se resiente. La trama en sí no me acabo de convencer, un poco rebuscada y cogida con alfileres. Lo mejor, de nuevo, la descripción del entorno y momento histórico en el que se desarrolla la novela: la ciudad modelo socialista de Halle-Neustadt.
10.- The boys from Brazil de Ira Levin
Años después de acabar la Segunda Guerra Mundial, el infausto doctor Mengele reúne a un grupo de antiguos oficiales nazis y les encarga una extraña misión: matar a 94 personas sin conexión aparente entre ellas ni una razón obvia. Un cazanazis intentará averiguar que se esconde detrás del plan. Un thriller clásico que creo que ha aguantado bastante bien el paso del tiempo a pesar de lo muy arriesgado (e interesante) de su propuesta. O quizás por eso mismo. A pesar de que sabía lo que iba a pasar porque vi la película de los 70 (con Laurence Olivier y Gregory Peck), me mantuvo enganchado y lo disfruté.
11.- Manchurian Legacy: Memoirs of a Japanese Colonist de Kazoko Kuramoto
La autora nació y vivió en Dairen (la actual Dalian) cuando era una colonia japonesa en Manchuria, hasta que tuvo que abandonarla tras la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Relata a la vez de manera perspicaz e ingenua sus recuerdos de la vida colonial durante su infancia y adolescencia, las relaciones familiares, su reacción patriótica a la llegada de la guerra y los avatares por los que pasaron tras la rendición japonesa. Al contrario que los relatos de la mayoría de los supervivientes de Manchuria, no se centra en los difíciles días de la ocupación soviética hasta la repatriación, sino que explora el conflicto de identidad de la autora como japonesa nacida fuera de las islas. A Kazuko se le enseñó a adorar y sacrificase hasta la muerte por un país en el que técnicamente nunca había estado y hacia el que tenía sentimientos contradictorios. La segunda parte del libro relata su difícil adaptación a Japón tras la repatriación (ironía incluida de ser repatriada a un lugar donde nunca había estado) y su denodada lucha por encontrar su identidad. Una autobiografía manchuriana inusual y de muy buen nivel.
12.- Intimacy de Hanif Kureishi
Me gustó mucho «El buda de los suburbios» y decidí leerme esta novela, muy corta, del mismo autor. Fiasco considerable. Kureishi nos mete en la mente de un hombre que planea dejar a su familia al día siguiente. Ciento y pico páginas de digresiones sobre la vida, la muerte, la familia, el deseo, las obligaciones y otros temas trascendentes de nuestras vidas. A pesar de algún chispazo aquí y allá y de que es obvio que Kureishi domina el lenguaje y la escritura, no ha conseguido interesarme demasiado ni engancharme, pero lo terminé porque es corto y no me gusta dejar libros sin acabar. Aquí se queda como un Houellebecq descafeinado. Prescindible.
13.- El adversario de Emmanuel Carrère
El 9 de enero de 1993, Jean-Claude Romand mató a su mujer, sus hijos y sus padres cuando se iba a descubrir que su vida como médico investigador de éxito era una farsa alimentada durante casi dos décadas. El caso, que yo recuerdo perfectamente y que causó auténtica conmoción en Francia, se volvió una obsesión para Carrère, que estableció correspondencia con el asesino, estuvo presente en el juicio y hasta fue a verle a la cárcel. El libro reconstruye la vida (real e imaginaria) de Romand e indaga en su impostura, pero sobre todo se centra en meterse en su mente e intentar descifrar que se le pasaba por la cabeza todos esos años de mentiras y también durante y después de los asesinatos. Romand fue puesto en libertad apenas unas semanas antes de haberme leido el libro y tras haber cumplido más de un cuarto de siglo entre rejas. Centrado, bien contado e hilvanado, siempre luchando por mantener una distancia razonable pero sin parecer frio o indiferente. Tiene momentos muy buenos y otros que divaga un poco, pero en general me ha gustado.
14.- Tamiko de Ronald Kirkbride
Ivan Balin, un fotógrafo euroasiático apátrida, vive en Japón, país al que odia ferozmente. Su racismo, intolerancia y animosidad empiezan a cambiar cuando conoce a una misteriosa y bella aristócrata japonesa llamada Tamiko, a través de la cual comienza a ver el país, sus gentes y su propia vida con otros ojos. Más centrada en la descripción de los personajes y sus sentimientos por Japón que en una trama elaborada, resulta predecible pero con momentos interesantes, aunque no ha envejecido especialmente bien. John Sturges la llevo al cine en 1962 (A girl named Tamiko).
15.- Enron: anatomy of greed de Brian Cruver
El batacazo de Enron es el póster perfecto del reverso tenebroso del sueño americano. La que era la séptima corporación a nivel mundial por valor bursatil se diluyó como un azucarillo entre fraudes contables y directivos malosos. De hecho, en su momento fue la quiebra más grande de la historia. El autor nos cuenta como se vivió desde dentro. Cruver acababa de entrar en la empresa de sus sueños cuando todo empezó a desmoronarse y va contando en un diario como era el día a día en Enron durante y tras la debacle y los pormenores de la caída desde el punto de vista de los empleados. Interesante y entretenido, quizás le falta algo de mordiente para que deje autentico poso. Complementa bien al famoso libro y documental «Enron, the smartest guys in the room».