Bolivia: El lago Titicaca y la Isla del Sol

Fechas: 3 y 4 de octubre de 2015

Después de los 4 inolvidables días haciendo el Inka Trail y tras haber visitado Cuzco y el Valle Sagrado de los Incas, la siguiente parada iba a ser el lago Titicaca. Habíamos intercambiado impresiones con otros viajeros y no nos apetecía demasiado la idea de quedarnos en la zona de Puno y las islas Uros, por lo que nos decidimos a pasar al Titicaca boliviano y visitar la Isla del Sol. Preguntamos en 3 o 4 agencias de viaje en Cuzco (lo que aconsejo porque los precios variaban sensiblemente) y compramos un billete en el autobús nocturno de la empresa Transzela con destino a Copacabana (la ciudad boliviana en la orilla del Titicaca desde la que salen barcos a la Isla del Sol) que hacía escala en Puno.

El autobús de dos pisos estaba bastante nuevo y era cómodo, con asientos parecidos a los de primera clase de los aviones. Salimos sobre las 10pm y llegamos a Puno alrededor de las 5am. No pude dormir demasiado porque tenían la calefacción a toda potencia y sudé como en una sauna. Desde la ventana del autobús y bajo la lluvia, Puno parecía grisácea, fea y poco acogedora, con lo que me alegré de habernos decidido a pasar a la zona boliviana del lago. En la estación de Puno fuimos a desayunar y nos encontramos con Merill, una chica filipina que había hecho el Inka Trail con nosotros. Siempre me ha sorprendido lo que alegra encontrarte durante un viaje a alguien a quien has visto anteriormente, y más si fue en una experiencia de las que unen.

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Con Juan y Fran en la Isla del Sol

A las 7 continuamos hacia Copacabana en un autobús de otra empresa, bastante más baqueteado y con menos comodidades. Hora y media más tarde tocaba cruzar la frontera. El proceso fue sencillo: nos bajamos del autobús, entramos en la caseta de inmigración peruana donde nos sellaron los pasaportes, cruzamos la frontera propiamente dicha a pie, entramos en la caseta de inmigración boliviana para un nuevo sello y finalmente regresamos al autobús. Tardamos  algo menos de una hora en hacer todo el trámite. Una vez en Bolivia y al poco de seguir camino hicimos una parada breve para ir al baño. En la entrada había una improvisada oficina de cambio (un tío detrás de una mesa plegable básicamente), lo que aprovechamos para conseguir algunos bolivianos. Entre el trayecto, las paradas y el cambio de hora (Bolivia tiene una hora más que Perú), cuando llegamos a Copacabana eran las 11:30am. Antes de bajarnos del bus se subió un funcionario local a cobrar un impuesto por visitar la ciudad (5 bolivianos creo recordar), lo que causó protestas y discusiones de los viajeros porque creo que también estaban intentando cobrarlo a los que estaban de paso. Nosotros pagamos y nos bajamos antes de que llegasen a las manos.

Copacabana me dio buena impresión: un pequeño y apacible pueblo costero orientado al turismo pero con sabor local, con la mayoría de negocios concentrados junto a la orilla del lago. Los barcos a la Isla del Sol van a dos comunidades: Yumani en el sur y Challapampa en el norte. Nuestra idea era coger un barco a Yumani, pasar allí la noche, recorrer al día siguiente la isla entera andando hasta llegar a Challapampa y volver en barco desde la parte norte de la isla. Entramos en un cibercafé a buscar alojamiento por internet y reservamos una habitación triple en el Hostal Jacha Inti por US$84. Nos subimos en el barco de las 14:30, el último del día (cuando nosotros estuvimos creo recordar que había 2 más: 8:30 y 11:30, aunque nos dijeron que la frecuencia y horarios a veces cambian según la temporada). El precio fueron 20 bolivianos por el trayecto. La empresa/barco con la que lo hicimos se llamaba Titicaca Isla del Sol.

Vamos a hablar un poco de los dos protagonistas principales de este post. El legendario lago Titicaca está situado en el altiplano andino a una altura media de 3812 metros y tiene una extensión de unos 8500 Km², lo que viene a ser un poco más que la comunidad de Madrid. Su vasta superficie se la reparten entre Perú y Bolivia y siempre que se le menciona se suele añadir que es “el lago navegable más alto del mundo”. La Isla del Sol está en la parte sur del Titicaca y es la más grande de las islas del lago. La antigua religión inca situaba aquí el nacimiento del Dios Sol y era un lugar sagrado. Sus antiguos habitantes la llamaban Titi Khar’ka (puma de roca o de piedra) y con el paso del tiempo fue el lago el que tomó el nombre de la isla.

El agua estaba en calma y el viaje en barco fue muy tranquilo. Hacía algo de fresco pero se estaba bien fuera de la cabina, lo que ayudaba a disfrutar del paisaje. Aunque habíamos leído que se tardaba una hora y media en llegar a Yumani, a nosotros nos llevó apenas 35-40 minutos. La parte sur de la isla es la que tiene más infraestructuras turísticas y es donde se suele quedar la gente que visita la isla  en un solo día. La comunidad de Yumani, la mayor de la isla, está repartida entre la cima del acantilado y la empinada ladera que sube desde el embarcadero. La mayoría de las casas son estructuras sencillas de uno o dos pisos hechas de hormigón y ladrillo y pintadas en colores vivos, todo más funcional que estético. Nada más bajar del barco te encuentras con la Escalera del Inca, que sube paralela a una pequeña catarata hasta una fuente precolombina (imaginativamente llamada Fuente del Inca). A los lados de la escalera y regados por canales hay jardines plantados en pequeñas terrazas. Entre el muelle y la cima se encuentran la mayoría de los hoteles y tiendas.

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El puerto de Yumani

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La Escalera del Inca en Yumani

Después de dejar las cosas en el hostal nos fuimos directamente a ver las ruinas del templo más importante de la zona, Pilko Kaina (o Pilcocaina), que se encuentra a unos 20 minutos andando de Yumani en dirección a la punta sur de la isla. Nos llamó mucho la atención que el terreno estaba completamente cubierto por terrazas de cultivo, desde la cima hasta el mismo agua, algo que es una constante en las zonas habitadas de la isla. El templo, pegado a la orilla, está algo camuflado entre los escalones de las terrazas. Las paredes de piedra están bien conservadas y lo más destacable es una hilera de puertas alineadas con dinteles en forma de “A”. Se podía entrar libremente y apenas coincidimos con un par de visitantes más.  Las vistas de la cercana isla Chelleca y la península de Yampupata (desde donde también salen barcos a la Isla del Sol) son espectaculares.

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La parte sur de la Isla del Sol: Pilko Kayna, la isla Chelleca y la península de Yampupata al fondo

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El templo de Pilko Kayna

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Las puertas del templo de Pilko Kayna

La habitación del hostal era básica pero limpia y agradable, con camas cómodas y vista panorámica del puerto y los alrededores incluida. Cenamos en el mismo hostal y la comida (pollo) fue sencilla pero rica, todo muy en plan familiar, incluyendo el que su bebé estuviese durmiendo en la misma habitación donde estábamos cenando. El desayuno estaba incluido y fue a base de café/te/chocolate con tostadas.

A las 8:30am empezamos la ruta hacia Challapampa. En la isla no hay vehículos de ningún tipo y hay que moverse andando, aunque se pueden alquilar burros para que te lleven las mochilas o bultos, en el puerto había un buen número de ellos cuando llegamos. El primer tramo del camino fue subir las escaleras y cuestas hasta alcanzar la cima del acantilado. En esta parte de Yumani hay casas hechas de adobe y techo de paja y una modesta iglesia de ladrillo con dos pequeñas torres de piedra. Cuando salimos del pueblo encontramos fácilmente el camino que va hacia el norte, una calzada amplia y bien delimitada que sube de forma suave pero constante.

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Al poco de dejar Yumani nos salimos momentáneamente del camino hacia la derecha para subir al mirador situado en lo alto del cerro Palla Khasa, a 4065 metros de altura y unos 250 sobre el lago. A lo largo de todo el día en general, pero al subir al cerro en particular, pensé en lo bien que nos habíamos acabado aclimatando a la altura, especialmente gracias al Inka Trail. Apenas una semana antes y recién llegados a Cuzco (3400m), nos quedábamos sin aire subiendo una cuesta de nada, y ahora apenas notábamos las subidas a pesar de estar constantemente por encima de los 4000 metros.

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Dejando Yumani camino del norte de la isla

El camino era bastante recto, con subidas y bajadas suaves. El paisaje era rocoso y bastante árido, con vegetación en forma de matorrales y algunos parches de árboles aquí y allá.  Al ir caminando por la parte más alta de la isla, el panorama desde casi cualquier punto en el que nos parábamos era magnífico y el paseo se disfrutaba mucho. Más o menos a mitad de camino había un puesto de control en el que nos cobraron 5 bolivianos por persona. Vendían bebidas y había un mapa de la isla hecho a mano mostrando el tiempo aproximado que llevabas y lo que te quedaba. A partir del control el terreno descendía gradualmente hacia el extremo norte de la isla, que se veía al fondo.

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Durante el paseo apenas nos cruzamos con gente, pero al llegar a las ruinas de la parte norte si vimos algunos grupos pequeños de turistas. Esta zona tiene las ruinas y yacimientos más importantes de la isla, entre ellos la Roca Sagrada, el Palacio del Inca o la Mesa Ceremónica. Desde las ruinas hasta Challapampa el camino bajaba serpenteando suavemente, pasando junto a varias calas con playas de arena fina y agua transparente que podrían salir perfectamente en una postal de una isla griega. Probamos a meter los pies en el agua y estaba bastante más templada de lo que parecía, la verdad es que no me atreví a bañarme y ahora me arrepiento un poco. Además el tiempo acompañaba, porque el cielo encapotado de primera hora de la mañana se había despejado y lucía un sol magnifico y hacia bastante calor. Cruzar la isla nos llevó 4 horas en total, caminando a ritmo relajado, haciendo alguna pausa corta de vez en cuando y visitando las ruinas con tranquilidad.

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La parte norte de la isla

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La Mesa Ceremónica

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El Palacio del Inca

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Llegando a Challapampa

Challapampa, llano y más pequeño y tranquilo que Yumani, tiene un aire encantador a pueblo playero remoto y somnoliento. Comimos una sopa en una de las tascas que hay en primera línea de playa y esperamos a la 1:30 a que saliese nuestro barco (según los carteles había 3 al día: 8:30, 10:30 y el mencionado de la 13:30, precio 20 bolivianos, como a la ida). El viaje de vuelta fue realmente agradable, con sol y calorcito (por cierto, mucho cuidado con el sol que a estas altitudes pega mucho más fuerte que al nivel del mar, no hay que olvidarse de ponerse protección porque te quemas con facilidad). A medio camino paramos un cuarto de hora en una isla artificial donde había un bar y unas piscinas que hacían de piscifactorías (la trucha del lago es una de las especialidades de la cocina local).

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El puerto de Challapampa

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Challapampa desde el lago

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La islita artificial donde paramos a la vuelta

Cerramos nuestra corta pero muy fructífera escapada a Bolivia comiendo en uno de los chiringuitos que hay a la orilla del lago en Copacabana. Hacia un tiempo espectacular y se estaba de maravilla. Además, al ser domingo había un gran ambiente, con muchas familias locales paseando por el lago en barcas de pedales y llenando las tascas y bares. Curiosamente no recuerdo haber visto a nadie bañándose a pesar de lo fuerte que pegaba el sol. A media tarde nos montamos en el autobús camino a Puno para desde allí continuar a la que fue la siguiente parada del viaje: Arequipa.

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Copacabana

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Copacabana

Organizar un viaje por libre al sur de Perú con escapada a Bolivia

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