Guía: Perú: Cuzco, el centro del Imperio Inca

Cuzco  (o Cusco) fue una de las sorpresas agradables del viaje a Perú. La capital del legendario Imperio Inca entre los siglos XIII y XVI conserva muchas muestras de su pasada grandeza, además de ser una ciudad vibrante y con una gastronomía sobresaliente. Fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 1983. Aunque mucha gente solo la usa como la puerta por la que acceder a Machu Picchu sin pararse demasiado a verla, a mí me pareció un destino muy bonito y que justifica de sobra el quedarse unos días para explorarla a fondo.

Alojamiento

Hostal Mamá Simona

Un hostal muy bien situado (se llega a Plaza de Armas en menos de 10 minutos andando) pero a la vez apartado del bullicio. Habíamos alquilado una habitación con 4 camas para los 3 que íbamos y nos dieron una con 6 camas (3 literas) y baño. Aunque en cuanto a muebles y espacio era un poco justita, estaba limpia y los colchones eran buenos.  Las zonas comunes eran espaciosas, prácticas y con encanto. El trato fue realmente magnifico, con esa actitud relajada que te hace sentirte como en casa. El desayuno estaba incluido y nos gustó. Nos lo recomendó la siempre fiable Libreta Viajera y yo extiendo la recomendación,  la verdad es que quedamos muy contentos.

Comer

La Cusqueñita: una picantería tradicional muy popular situada en un local que es un cobertizo gigante. Nos la recomendó un taxista y la gran mayoría de la gente eran peruanos, lo que siempre es un buen indicio. La comida era típica peruana y estaba muy rica, especialmente el lomo saltado, quizás el mejor que comí en todo el viaje. Además tenían bailes populares y banda en directo, aunque cuando estaban tocando no había manera de hablar. Está a 5 minutos andando del centro y se encuentra fácilmente. Muy barata (97 soles los 3), fue el primer sitio donde probé la famosa Inka Kola. Muy recomendable.

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Bailes tradicionales en La Cusqueñita

Chicha: nos vamos al otro extremo. El restaurante pijillo de moda en Cuzco, el que recomiendan a todos los turistas y el que más fama tiene. Se supone que tienes que reservar con mucha antelación, nosotros fuimos una hora antes (sobre el mediodía)  y no hubo problema, aunque la verdad es que estaba muy lleno cuando llegamos a comer. El local es precioso y decorado con mucho acierto, situado además en la Plaza de Regocijo, en pleno centro. La comida estaba rica (lomo saltado, ceviche y lechón crocante) y era de buena calidad, pero quizás algo escasa y me quedó la sensación de que no fue el sitio donde mejor comimos. Pedimos un pisco sour y estaba fortísimo. Me pareció muy caro (389 soles los 3) para los precios que se estilan en Perú, pero si quieres darte un capricho, el sitio está bien.

Don Pimiento: un descubrimiento a dos minutos andando de la Plaza del Regocijo. Una tasca tan sencilla como barata frecuentada por familias locales en la que comimos realmente bien. Tienen opción de menú del día y también platos sueltos. Muy recomendable.

Ama Lur: un sitio agradable, de platos sencillos y económico de precio. Servicio rápido y agradable, ideal para una comida rápida. Está pegado a la Plaza de Armas. Recomendable.

Taxis

Del aeropuerto al centro: preguntamos directamente en los taxis oficiales que había en la puerta. Los taxis no llevan taxímetro (al menos ninguno de los muchos que usamos durante el viaje) y había que acordar el precio antes de subirse. Regateamos (esencial), bajando de los 40 soles originales a 30, aunque me quedé con la sensación de que se podía haber sacado algo más barato. Se tardan unos 20 minutos hasta el centro.

Otros precios/recorridos: 15 soles del centro a Sacsayhuamán, 5 soles del centro a la estación de autobús.

Mal de altura (soroche) y aclimatación: a priori era una de nuestras máximas preocupaciones, especialmente la llegada a Cuzco (3400 metros sobre el nivel del mar). En Cuzco noté la altura al principio (la cabeza como un globo, falta de resuello al subir cuestas, mareos si me ponía en pie bruscamente, dormí mal) y las empinadas cuestas no ayudaban, pero no me sentí mal de verdad en ningún momento. Por poner un ejemplo, gente que conozco y que si les dio fuerte tuvieron que quedarse en cama con vómitos y malestar general. La forma más habitual de prevenirlo y paliarlo es tomando hojas de coca, ya sea en forma de té, masticándolas directamente o en caramelos. Llegamos a comprar unas pastillas especiales en una farmacia pero no nos hizo falta tomarlas. Los primeros días es bueno procurar evitar el alcohol y esfuerzos innecesarios como correr. En un par de días ya estábamos bastante aclimatados, y no tuvimos mayores problemas durante el resto del viaje.

Es habitual no dormir demasiado bien los primeros días por la altura (boca s fosas nasales muy secas, dolor de cabeza, se respira peor, te levantas al baño más de lo normal…) pero se pasa en un par de días.

Mucho cuidado con el sol: al estar en altitud los rayos solares tienen más fuerza y te quemas con más facilidad. Yo iba razonablemente moreno tras el verano y a pesar de ponerme factor de protección 50 me quemé la cara en la visita a Sacsayhuamán y se me acabó despellejando entera, especialmente la nariz. Lo mejor es llevar el factor de protección más alto que encuentres para la cara, aplícatelo frecuentemente y combinarlo con una gorra o similares.

Visitando Cuzco

Un buen punto de partida para empezar la visita es la elegante y amplia Plaza de Armas, situada en pleno centro de la ciudad y que ya era su corazón en la época inca. Las galerías porticadas de estilo colonial que la rodean están llenas de comercios y la hacen aún más distinguida. En la parte noreste y encaramada en unas escaleras empinadas está el edificio que domina la plaza, la imponente Catedral de Santo Domingo, construida con piedra de los edificios incas cercanos y comenzada en 1559. Aunque hay que pagar para entrar, nosotros fuimos el domingo antes de las 10, cuando hay misa y se puede pasar gratis. Si se te nota demasiado que estás de visita turística te invitarán (amablemente, eso sí) a volver más tarde y ya pagando, especialmente si vas hacia la zona del altar. La otra iglesia que llama la atención es la de la Compañía de Jesús, también de gran tamaño y cuya fachada barroca adorna el lado este de la plaza. Merece la pena visitar Plaza de Armas tanto de día como de noche, iluminada es muy bonita y ofrece un aspecto diferente y complementario. La adyacente Plaza del Regocijo es más pequeña y tranquila, y tiene uno de los palacetes más bonitos de la ciudad.

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Plaza de Armas desde la Catedral

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Plaza de Armas

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Plaza de Armas

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La Catedral

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Iglesia de la Compañía de Jesús

En el bullicioso mercado de San Pedro puedes entrar para ver un poco de la vida diaria de los cuzqueños y de paso tomarte un estupendo jugo fresco por poco dinero. Junto a él está la iglesia y el convento de Santa Clara, generalmente cerrado al público. Una de las calles más famosas y visitadas de la ciudad es Hatun Rumiyuq (“la de la roca mayor), en la que está el palacio arzobispal, construido sobre el palacio del Inca Roca, cuyo espectacular muro aun es visible y contiene la piedra de los 12 ángulos.  Esta calle y este muro son los que salen en la conocida secuencia de Diarios de Motocicleta en la que el niño guía les cuenta al Che Guevara y a Alberto que uno es “el muro de los incas y el otro el de los incapaces”.

Cuzco me pareció una ciudad bulliciosa, ajetreada y llena de vida. Hay muchos coches a todas horas y es una pena que las zonas más interesantes del centro no sean peatonales. En los días en los que estuvimos en Cuzco coincidió una celebración especial, con procesiones de gente vestida con ropas clásicas quechuas, diversos tipos de instrumentos musicales, estandartes y llamativos adornos que salían desde todos los puntos de la ciudad y convergían en la Plaza de Armas, donde se concentraban junto a un estrado. Yo recomendaría levantarse con el sol y visitar el centro con el fresco de la mañana y cuando hay menos coches y menos gente.

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A la hora de coger el bus para salir de la ciudad, la llamada Terminal Terrestre está en una zona algo apartada del centro y no muy bien iluminada, por lo que recomiendo ir en taxi si ya ha anochecido (son unos 5 soles desde el centro).

Coricancha: su nombre viene del quechua Quri Kancha (templo dorado) en la época  inca era considerado uno de los templos más importantes de todo el imperio, si no el que más. Como solía ser habitual, tras la conquista “lo convirtieron” al cristianismo, construyéndole encima la iglesia y el Convento de Santo Domingo. En su esplendor había oro por todas partes (de ahí su nombre): cubriendo los muros, en estatuas que adornaban el patio y también en otros artefactos diseminados por el templo. Aunque de todo aquel oro ya no queda nada, la visita es igual de impresionante. En lugar de arrasar con el templo inca original, el convento posterior mantuvo la estructura y las habitaciones, convirtiéndolo en un ejemplo perfecto de mezcla de estilos dispares y dándole una magia especial. Si solo tienes tiempo para entrar a ver un sitio en el centro de Cuzco, yo me quedaría, de largo, con el Coricancha. Hay que pagar entrada (10 soles cuando yo estuve) y en una hora se ve con tranquilidad.

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San Blas: un barrio de callejuelas estrechas y empedradas que está de moda se ha convertido en parada esencial de los turistas por sus muchas tiendas de artesanía local y sus elegantes restaurantes. Descansa en una de las colinas de la ciudad y en el centro tiene una plazoleta con la iglesia de adobe dedicada al santo del mismo nombre (simple pero atractiva) y una gran fuente. Suele estar muy animado y es un buen destino para comer o cenar.

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Iglesia y plazoleta de San Blas

Sacsayhuamán: son las espectaculares ruinas de una antigua fortaleza inca situadas justo a las afueras de la ciudad (apenas a un par de kilómetros al norte). Impresionante tanto en tamaño como en belleza, es un ejemplo perfecto de la elegancia con la que los incas construían sus imponentes muros. Apenas queda un 20% de lo que fue ya que los españoles lo utilizaron como cantera, reutilizando sus piedras para la construcción de nuevos edificios. Me pareció uno de los mejores sitios arqueológicos  que vimos en todo el viaje y una visita imprescindible, aunque vayas a ir luego a Machu Picchu y al Valle Sagrado de los Incas. Contratamos uno de los guias oficiales que ofrecen sus servicios en la entrada (40 soles) y me parecio una idea muy recomendable porque las explicaciones fueron realmente buenas.

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Como aun estábamos adaptándonos a la altura subimos en taxi (15 soles, 10 minutos desde el centro) y bajamos andando (unos 15 minutos hasta San Blas). Si vas a ir a ir luego a ver el Valle Sagrado compensa comprar el llamado Boleto Turístico (130 soles), en lugar de la entrada individual (70 soles), ya que te ahorras bastante dinero.

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4 comentarios en “Guía: Perú: Cuzco, el centro del Imperio Inca

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