Reino Unido: Blaenavon, Ironbridge y Pontcysyllte, una ruta UNESCO PdH

A junio de 2020 el Reino Unido tiene 32 lugares designados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, uno de los países del mundo con más, aunque 5 de ellos no están en las islas británicas sino en los llamados Territorios Británicos de Ultramar (British Overseas Territories). Algunos como la Torre de Londres, la Abadía de Westminster, Stonehenge, Greenwich o Edimburgo son muy famosos y destinos turísticos habituales. Otros, sin embargo, son menos conocidos por estar en zonas apartadas y alejados de Londres o de grandes ciudades, con lo que reciben mucho menos turismo internacional. La idea de este viaje era visitar 3 de esos lugares PdH menos frecuentados y a los que es más difícil llegar si no se tiene vehículo propio: Blaenavon y el acueducto de Pontcysyllte en Gales; y el puente de Ironbridge en el noroeste de Inglaterra.

La visita fue en un fin de semana (del 18 al 20 de agosto de 2017, de viernes por la tarde a domingo por la noche) y siguiendo una ruta circular con Londres como punto de partida y regreso. La distancia total recorrida fue de unos 790 kilómetros en unas 11 horas al volante. No hay ninguna autopista de peaje, ya que el único tramo que era de pago (el puente Severn que cruza de Inglaterra a Gales, situado en la M4) es gratuito desde diciembre de 2018.

BLAENAVON

El Paisaje Industrial de Blaenavon fue incluido en la lista de la UNESCO en el año 2000 por haber sido uno de los lugares clave de la Revolución Industrial. La abundancia de hierro y carbón en los valles del sur de Gales convirtieron a pueblos rurales como Blaenavon en el epicentro de la producción mundial del hierro y el acero con el que se construían ferrocarriles, maquinaria, puentes, edificios y demás hitos de la ingeniería civil desde finales del siglo XVIII hasta principios del siglo XX. Ocupa un área de 3.300 hectáreas que contiene minas, canteras, fundiciones, casas típicas y otros sitios relacionados con la minería de la época.

Blaenavon Ironworks: La compañía se fundó en 1789 y se mantuvo en activo hasta 1902. Fue aquí donde Percy Gilchrist y Sidney Gilchrist Thomas realizaron los vitales experimentos que condujeron a la producción en masa y barata de hierro de alta calidad y acero. Las elegantes y evocadoras ruinas de una de las principales fundiciones de la Revolución Industrial son ahora un impresionante museo al aire libre con numerosos paneles que detallan el lugar y la época. Se conservan en buen estado un buen número de edificios que contenían los hornos, chimeneas, calderas, maquinaria, moldes y almacenes. En algunos de ellos se activa al entrar una magnífica exhibición audiovisual que, además de dar información, recrea imágenes y sonidos de la época, como el fulgor del metal fundido, la maquinaria ensordecedora o conversaciones entre trabajadores. Dentro del recinto se han reconstruido de forma detallada las casas (cottages) donde  vivían los trabajadores, incluidos muebles y decoración del siglo XIX. En general la visita es muy interesante, completa e interactiva. Cuando estuve la entrada era gratuita, pero según la página web ahora hay que pagar entrada que cuesta unas £6. En la web también se pueden encontrar los horarios de apertura.

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Big Pit National Coal Museum: esta mina de carbón estuvo en funcionamiento de 1880 a 1980 y se abrió al público como museo en 1983. La visita al complejo exterior es libre y gratuita, pero si se quiere bajar a la mina solo es posible mediante un tour guiado, también gratuito (solo en inglés). Para entrar en la mina te ponen un casco y un arnés que contiene una lámpara de seguridad y su batería y un respirador de emergencia. Además, hay que dejar fuera el teléfono, el reloj y cualquier cosa que tenga una batería común para evitar la posibilidad de que salte una chispa. La mina mantiene las mismas medidas de seguridad que si siguiese en uso, incluidas varias inspecciones diarias para comprobar los niveles de monóxido de carbono y otros gases peligrosos. El acceso es mediante el mismo ascensor que usaban los mineros. Las explicaciones sobre cómo funcionaba la mina y las condiciones de vida de mineros y trabajadores fueron estupendas, pero aunque no hables inglés sigue mereciendo mucho pena. Se baja primero a un nivel que está a 90 metros y luego a otro a 120, y las galerías son amplias y no da claustrofobia ni sensación de angustia. En total, la visita guiada al interior de la mina dura unos 45 minutos y me pareció el punto álgido de Blaenavon. El resto del complejo a ras de suelo también es muy interesante, ya que se pueden ver las diversas construcciones que eran necesarias para la explotación de la mina: la torre, la caseta principal, el aserradero, la caseta del grupo eléctrico, los vestuarios de los mineros, etc, todo con artefactos y decoración de la época. Big Pit es la atracción que recibe más visitantes en la zona y había bastante gente, por lo que tuvimos que esperar un turno para poder bajar a la mina. A la mina también se puede llegar en un tren turístico con una locomotora del siglo XIX, aunque yo no lo hice.

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Una buena idea es empezar la visita a Blaenavon por el Centro de Visitantes (WH Center), que tiene todo tipo de información sobre las diferentes atracciones y un rápido repaso a la historia de la zona. El pueblo conserva el aire de antaño, está cuidado y es bonito, por lo que  merece la pena dar un paseo para conocerlo, aunque con media hora es suficiente.

Comer y dormir: Blaenavon está a unos 240Km de Londres y se tardan unas 3h30’ en llegar, casi todo el camino se hace por autopista. Me quedé a dormir en el hotel-pub The Lion, en pleno centro del pueblo. Pagué £75 por una habitación doble incluyendo desayuno continental (leche, cereales, tostadas, yogures, fruta). La habitación estaba bien y muy limpia, el servicio fue muy agradable y lo recomiendo. Cené en un restaurante llamado Butterflies cerca del hotel. La pork belly estaba muy rica y a precio razonable, y además tenían cerveza artesana local. Hay que estar atento porque en la mayoría de los restaurantes del pueblo la cocina cierra a las 9.

IRONBRIDGE

Su nombre deja poco lugar a la imaginación: la atracción principal del pueblo es el famoso puente que cruza el río Severn, declarado PdH en 1986. Construido entre 1777 y 1779 e inaugurado en 1781, fue el primer puente de arco hecho de hierro forjado en el mundo y su éxito fue clave para la popularización de las infraestructuras hechas con este material en todo el planeta. Lo diseñó Thomas Farnolls Pritchard, el encargado de fundir el hierro fue Abraham Darby III y está considerado uno de los principales símbolos de la Revolución Industrial. Mide 60 metros de ancho y una altura máxima sobre el agua de casi 31 metros, lo que permite que barcos de tamaño medio puedan pasar por debajo. Lo cerraron al tráfico en 1934 como medida de protección, pero eso no pudo evitar su continuo deterioro hasta que en el último tercio del siglo XX fue reparado en profundidad.

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El coqueto pueblo (2582 habitantes) donde se encuentra tomó el nombre del puente y su suerte sigue ligada al mismo, siendo el turismo su principal fuente de ingresos. Prácticamente todas las casas tienen una tienda de suvenires en la planta baja o se han reconvertido en bed & breakfast. Hay buenos pubs y restaurantes, pero en un par de horas se ve todo con tranquilidad, incluido un paseo junto al río. Pasé la tarde-noche del sábado y había muchos turistas  y bastante ambiente. Me quedé a dormir en el recomendable hotel-pub The Malt House (£90 por una habitación doble sin desayuno), un sitio con sorprendente decoración kitsch y música en directo hasta las 12:30 de la noche, así que olvidaos de ir a dormir antes de esa hora. El viaje desde Blaenavon son 2h30’ por carreteras agradables, con tramos por zonas rurales y paisajes bonitos, cruzando Gales de punta a punta.

ACUEDUCTO DE PONTCYSYLLTE

Este acueducto-canal de nombre cuasi impronunciable, el más largo del Reino Unido y el más alto del mundo, se encuentra al noreste de Gales y entró en la lista de lugares UNESCO PdH en 2009. Fue diseñado y construido por Thomas Telford y William Jesop, y se inauguró en 1805 tras 10 años de trabajos. Mide 307 metros de largo y 3.7 de ancho, y su estructura está formada por 18 columnas de piedra (huecas) rematadas por arcos de hierro fundido, el mismo material del que está hecho el canal que sostienen. Dicho canal tiene 1.6 metros de profundidad y es navegable, siendo esta la principal razón de su construcción ya que se quería extender el tráfico fluvial que recorría el Canal Llangollen a través del valle del mismo nombre y el río Dee. Para 1939 había cesado el tráfico comercial de barcos y fue clausurado como vía navegable en 1944. Sin embargo, a finales del siglo XX se volvió a abrir para embarcaciones recreativas y en la actualidad el Canal Llangollen y en especial el acueducto de  Pontcysyllte forman una de las rutas de navegación de interior más populares de todo el Reino Unido por su belleza y paisajes.

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Llegar en coche es sencillo ya que está todo muy bien indicado. El aparcamiento es gratuito y se tardan apenas 5 minutos andando hasta uno de los extremos del acueducto. El canal por el que navegan los barcos ocupa aproximadamente dos tercios de la superficie del acueducto, y junto a él hay una parte peatonal. La parte peatonal está protegida por una barandilla alta y yo, a pesar de tener muchísimo vértigo, no tuve problema en cruzar el acueducto andando varias veces. Recomiendo continuar caminando por el canal los 45-50 minutos que hay hasta el siguiente acueducto, un paseo muy agradable y con casas y vistas preciosas. Además, es muy interesante ver como los barcos pasan las esclusas y puentes ya que los tripulantes tienen que bajarse y darle a las manivelas ellos mismos.

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En ambos extremos del acueducto hay escaleras y caminos para bajar al río, lo cual también es muy recomendable porque permite admirar la construcción desde abajo. Es un circuito panorámico circular de 1K (15-20) minutos bien indicado, que además conecta con otros paseos que se pueden hacer en los alrededores. También es posible recorre el canal en barco (paseo de 45 minutos, unas £8), los tickets y el punto de partida están junto al parking. Como hace el mismo recorrido, es un poco redundante si ya lo has hecho a pie, pero es una muy buena idea para hacer con niños. Junto al parking hay un par de cafeterías que sirven cosas sencillas de comer tipo sándwiches y paninis ricos y con precios razonables. Se tarda una hora desde Ironbridge por autopista y carreteras principales y con 3 horas da de sobra para verlo todo tranquilamente.

Nota: si tuviese que elegir, mi orden de preferencia es: 1) Blaenavon 2) Acueducto de Pontcysyllte 3) Ironbridge

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