De los frágiles pero valientes biplanos de lona y madera al avión más rápido que jamás haya volado. El Imperial War Museum de Duxford es uno de los mejores museos dedicados a la Historia de la Aviación en el mundo y, si los aviones son lo tuyo, una parada obligada si visitas el Reino Unido. Bajo la denominación Imperial War Museums hay 5 museos repartidos por Inglaterra. Tres de ellos están en Londres (IWM London, HMS Belfast y Churchill War Rooms), éste de Duxford (cerca de Cambridge) y el quinto en Manchester (IWM North). Quizás lo mejor del museo es que no sólo hay aviones expuestos disfrutando del merecido descanso del guerrero, sino que es habitual que saquen a pasear bastantes de los aviones clásicos que forman parte de la colección.
Yo ya había ido ya en primavera de 2006, pero la visita en octubre de 2014 de Paco, Vero y Helia, autores del magnífico blog del mismo nombre, fue una excusa perfecta para volver. Les agradezco además que me prestaran su cámara y que me hayan cedido algunas de sus fotos de aquel día. En este link podéis encontrar sus recomendaciones para una visita de unos pocos días a Londres.
Un aeródromo con Historia
El aeródromo de Duxford, en el que se encuentra el museo, se construyó hace casi un siglo. En 1917 ya había una pista de aterrizaje utilizada por la RAF y en 1918 prisioneros de guerra alemanes de la Primera Guerra Mundial construyeron los primeros hangares y casetas. Dado el aumento progresivo de escuadrones con base aquí, las instalaciones fueron ampliadas considerablemente de 1928 a 1932. Un momento histórico fue la llegada de los Spitfires, siendo Duxford el primer aeródromo en el que fueron desplegados.
Inevitablemente, la llegada de la Segunda Guerra Mundial trajo un aumento frenético de la actividad. Duxford tendría un rol vital durante la legendaria Batalla de Inglaterra y como recuerdo y homenaje un Hawker Hurricane II recibe a los visitantes en el aparcamiento del museo. En abril de 1943 se cedió el control del aeródromo a la USAAF. Comenzaron a llegar cazas como los P-47 Thunderbolts y más adelante los famosos P-51 Mustangs. Su principal misión era dar cobertura a las cada vez más frecuentes incursiones para bombardear objetivos en la Europa ocupada. Durante las operaciones del Día D, todos los aviones disponibles despegaron para diferentes misiones en apoyo de las fuerzas aliadas en el Desembarco de Normandía.
Una vez finalizada la guerra, Duxford vuelve bajo el control de la RAF. A finales de los 40 y principios de los 50 se acondiciona para la entrada en servicio de los cazas a reacción, lo que alarga su vida operativa un tiempo. Aun así, en 1961 se había quedado definitivamente desfasado en la era de los cazas supersónicos, aparte de que su situación no era ventajosa estratégicamente, con lo que se cierra y es abandonado.
En 1968 se filman en Duxford algunas de las escenas mas espectaculares de la película “La Batalla de Inglaterra”, destruyendo algunos de los hangares construidos durante la PGM en el proceso (con el consiguiente enfado del Ministerio de Defensa, que al parecer no lo había autorizado). Por esas mismas fechas algunos aeroclubs y escuelas de vuelo se trasladan aquí, mientras el Ministerio de Defensa decide qué hacer con él (se baraja la opción de derruirlo y construir edificios de uso civil como una prisión o un gran polideportivo).
Desde 1975 la sociedad dueña del Imperial War Museum andaba buscando un lugar donde almacenar y exhibir su creciente colección de aviones y equipo militar de gran tamaño, ya que las instalaciones de Londres hacía tiempo que se les habían quedado pequeñas. En 1977 compran la pista de aterrizaje, los hangares y edificios que aún seguían en pie y parte del terreno que rodeaba el complejo, abriendo como museo poco después.
Como curiosidad comentar que algunos equipos de F1 alquilan las instalaciones para pruebas y que aquí fue donde Maria de Villota sufrió el accidente con Marussia que le acabaría provocando la muerte.
Visitando el IWM Duxford
Cómo llegar y otros detalles útiles: quizás el gran inconveniente para visitarlo es que no hay transporte público directo (hace falta tren y taxi) salvo los domingos desde Cambridge, que hay un autobús. En la web oficial del museo (en inglés) podéis encontrar los detalles. Yo he ido siempre en mi coche. Aquí tenéis los precios actualizados y los tipos de entradas. Los fines de semana ofrecen visitas guiadas gratis (ver web del museo).
Para que os hagáis una idea del tamaño, desde la entrada al edificio más alejado (Hangar 8, Land Warfare) hay unos 1100 metros.
Hay dos cafés-restaurante, uno en el edificio de entrada y otro en la zona central del aeródromo. También cerca de la entrada hay un simpático parque infantil donde los cacharros para jugar tienen forma de avión.
Si lo quieres ver entero, aunque sea por encima, necesitas al menos 3 horas. Si te gustan mucho los aviones da para estar todo el día sin aburrirte ni un poco.
Si vas con prisas y sólo puedes ver algunos, recomiendo dar prioridad a los edificios 1, 2, 4, 6 y 7 del mapa (AirSpace, Flying Aircraft, Battle of Britain, 1940 Operations Room y American Air Museum).
Una lista con todos los aviones expuestos en el IWM Duxford
Hangar 1: AirSpace
Contiene la colección relacionada con la historia de la aviación británica y de la Commonwealth, tanto militar como civil. Abierto en 2008, hay más de 30 aviones en una amplia nave de 12000 metros cuadrados. En el primer piso, aparte de fantásticas vistas panorámicas de los aviones, hay una exposición interactiva sobre ingeniería aeronáutica y principios físicos del vuelo. En una sala aparte donde se hacen actos y conferencias tenían un Eurofighter. También en este edificio se encuentra el museo de los paracaidistas y fuerzas aerotransportadas británicas.
De los aviones expuestos la joya de la corona es, sin duda, el Concorde. Para los que nacimos en los 70, el Concorde es un símbolo de la tecnología (único avión supersónico de pasajeros, que el Tu-144 no cuenta), y en cualquier caso uno de los aviones más icónicos jamás construidos.
Poder verlo por dentro fue un deseo cumplido (antes sólo podías si eras rico) y también una sorpresa. Me recordó a un coche de carreras: puede ser todo lo bonito y espectacular que quieras por fuera, pero por dentro tiene que ser espartano porque está pensado para correr al máximo. Prestaciones en lugar de lujo. Estrecho y bajo, lo han transformado en una especie de museo, dejando una hilera de asientos para hacerse una idea de cómo era viajar en él. Poder ver de cerca y tocar su elegantísimo y estilizado fuselaje y sus inconfundibles turbinas fue toda una experiencia.
Hangar 2: Flying Aircraft
Aquí se encuentran los aviones históricos restaurados que aún están en condiciones de volar, la mayoría de ellos pertenecientes a colecciones privadas. Es curioso ver como desde este hangar los llevan a la pista tirando de ellos con un tractor.
Hangar 3: Air and Sea
Hangar dedicado a aparatos relacionados con el servicio marítimo civil y militar. No sólo hay aviones, sino también barcos, helicópteros, torpedos y hasta un mini submarino.
Hangar 4: Battle of Britain Exhibition
El nombre es un poco engañoso porque, aunque buena parte del contenido está relacionado con dicha batalla de la SGM, en realidad tiene aviones y otros aparatos cubriendo el periodo que va desde la PGM hasta la clausura de Duxford como aeródromo militar en 1961. Como bien apuntaría el Marca, hay destacada presencia española con un autogiro La Cierva.
Hangar 5: Conservation in Action
En este hangar es donde los técnicos del museo y también voluntarios realizar las tareas de reparación y restauración de los aviones existentes y de las nuevas adquisiciones. Está abierto al público y se pueden ver las tripas de algunos aparatos históricos, así como apreciar el complejo proceso de mantenimiento.
1940 Operations Room
Una estupenda recreación de la sala de mando desde la que se dirigían las operaciones de combate durante la Segunda Guerra Mundial. Por los altavoces suenan constantemente conversaciones e instrucciones de la época.
Hangar 7: American Air Museum
Esta majestuosa bóveda ovalada construida por Foster e inaugurada por la reina en 1997 contiene los aviones estadounidenses. Algunos piezas son auténticas maravillas, como el inquietante SR-71 Blackbird que todavía ostenta los records absolutos de velocidad y de altitud (3529 Km/h y 25929 metros respectivamente). Mención especial para los aviones grandes de la Segunda Guerra Mundial (tienen unos inmaculados B-29, B-24 y C-47).
Pero el más espectacular de todos es el brutal bombardero B-52 Stratofortress que ocupa buena parte del museo. Aún en servicio pese a haber nacido en los 50, son los aviones que eran parte central en la magnífica película “¿Teléfono Rojo?, volamos hacia Moscú” de Kubrick. El que apenas pasasen 35 años entre semejante mastodonte y el también expuesto SPAD XIII del as de la PGM Eddie Rickenbacker da una abrumadora idea de la rapidez con la que progresó la aviación en la primera mitad del siglo XX.
Hangar 8: Land Warfare Hall
No todo son aviones en el IWM Duxford. Abierto al público desde 1992, aquí se encuentra la colección de tanques, piezas de artillería y otros vehículos militares terrestres. Quizás una de las cosas que ayuda a hacerla más interesante es que la exposición avanza cronológicamente de la PGM hasta el presente. La mayoría de los vehículos aún funcionan y hay un taller en la parte trasera del edificio.
Alrededores de la pista de aterrizaje y fuera de los hangares
En la parte central del museo y junto a la pista de aterrizaje hay expuestos varios aviones comerciales de distintas épocas, todos aún con los colores de la última compañía que los usó. Se puede entrar en alguno de ellos y te haces una buena idea de cómo era viajar en avión en los 50 y 60. Además, desperdigados por el aeródromo y al aire libre hay muchas otras cosas de interés, desde baterías y misiles antiaéreos hasta una V1 en su rampa de lanzamiento.
Terminamos con lo que es, en mi opinión, lo mejor de todo: los aviones clásicos despegando y aterrizando en la pista principal. Una empresa llamada Classic Wings ofrece vuelos en clásicos de la aviación como el Dragon Rapide (tristemente famoso en España), biplanos ligeros como el Tiger Moth o aviones de la Segunda Guerra Mundial como el T6 Harvard. Incluso sacan a patullar a los legendarios Spitfires para que los veas a un palmo desde tu avión. Es realmente emocionante ver como despegan con una delicadeza ajena a los tiempos de los reactores y aterrizan casi sin hacer ruido en un palmo de terreno.
Sencillamente genial!!! juas que ganas de ir jeje y también nos queda el de la RAF!!! me faltan días en londres xD al final tendremos que mudarnos allí jajaja
un abrazo!
Por lo que he leido este es mejor que el de la RAF, aunque el otro tambien esta muy bien, pero es mas limitado.
Lo de mudaros no es mala idea 🙂
al menos un tiempo, que hay mucho que ver!
un abrazo
Muy chulo, disfrute como un enano, el sitio es una auténtica pasada, y me supo a poco, y te encuentras auténticas joyas de aviones, estupendamente conservados. Es difícil elegir las fotos entre todas las que hicimos. Un abrazo
La verdad es que es un sitio tremendo, sobre todo cuando sacan a pasear a los aviones clasicos. Que chulo es verlos en accion, como volver atras en el tiempo. Y si, creo que toca volver 🙂
Lo que mas me ha costado ha sido elegir las fotos. Hicimos muchas y casi todas salieron bien.
Un abrazo!
Vi el museo casi por casualidad porque en realidad ibamos a Cambridge pero en cuanto vi el cartél viré automáticamente. La cara que puso mi mujer fue un poema pero mi hijo y yo disfrutamos como enanos pasando el día entre los aviones, tanques y demás atrezzo bélico. Es toda una experiencia que justifica el viaje por si sola, 100% recomendable a los amantes de la aviación y la tecnología e historia militar.
Hola Nessus, gracias por pasarte por aquí y dejar un comentario.
Me imagino el alegrón que os llevastéis al tropezaros accidentalmente con él 🙂
En el UK es un museo muy famoso y tiene muchos visitantes, pero fuera del país apenas se conoce y además, el que no haya transporte público tampoco ayuda a que el turista extranjero ocasional se anime.
Un saludo!