Bajo la denominación Imperial War Museums hay 5 museos repartidos por Inglaterra. Tres de ellos están en Londres (IWM London, HMS Belfast y Churchill War Rooms), uno en las midlands (el maravilloso IWM Duxford) y el quinto en Manchester (IWM North). Este post lo voy a dedicar al IWM London por dos razones: me parece el más interesante de los que están en Londres y además es gratis (salvo que quieras ver algunas de las exposiciones temporales). El IWM London esta mucho más cerca del centro de lo que parece, apenas 15 minutos paseando desde el Big Ben, pero sufre el síndrome de “todo lo que está al sur del rio pero no en Southbank parece que está lejísimos y no va casi nadie”, algo que se extiende a muchos otros sitios que merecen mucho la pena en Londres.
La intrahistoria de la fundación y evolución del museo es muy interesante en sí misma. En plena Primera Guerra Mundial (1917) Sir Alfred Mond propuso la creación de un museo nacional sobre la guerra que “mostrase el esfuerzo bélico del Imperio Británico”. La propuesta fue aceptada con entusiasmo por el Gabinete de Guerra que dirigía los destinos del país en aquella época. Un comité se puso manos a la obra inmediatamente para recolectar piezas y material de valor, incidiendo en darle cabida a historias personales y posesiones de combatientes que reflejasen sus experiencias en el frente y no sólo «fríos objetos de guerra».
El museo fue inaugurado por el rey Jorge V en el hoy desaparecido Crystal Palace. A pesar de que en el discurso de inauguración Mr Mond quiso dejar claro que el museo “no era un monumento a la gloria militar sino una huella de la entrega y el sacrificio”, hubo bastante polémica y un buen número de políticos y asociaciones se opusieron con firmeza. Polémico o no fue un enorme éxito de público desde el mismo día que abrieron las puertas. En 1924 el museo se mudó al (también desaparecido) edificio del Imperial Institute, en una zona mucho más céntrica y elegante como South Kensington. La zona era mejor pero el edificio demasiado pequeño, así que en 1936 se decidió moverlo una vez más, esta vez a su actual emplazamiento.
El edificio que alberga el IWM London en la actualidad fue terminado en 1814 para albergar el Bethlem Royal Hospital, con la refinada cúpula añadida en 1846. La reinauguración corrió a cargo del futuro rey Jorge VI en 1936. La Segunda Guerra Mundial impactó enormemente la plácida existencia del museo. Por una parte se cerró al público y se utilizó con fines relacionados con la guerra (centro de documentación, garaje para reparaciones, charlas sobre seguridad ciudadana…). Por otra parte y dada la escasez de maquinaria tras el desastre de Dunquerque algunas piezas del museo (artillería sobre todo) fueron reclamadas por el Ejército para volver a usarlas (aun así el museo se negó a entregar alguna de sus más preciadas y significativas posesiones). Además en 1941 una bomba destruyó algunas galerías. Al acabar la guerra el museo volvió a abrir sus puertas progresivamente, restaurando las partes y objetos dañados poco a poco. La gente, harta de guerras, le dio la espalda e inició un considerable declive.
1966 fue el año en que el museo se revitalizó, expandiendo el edificio y adquiriendo nuevas piezas como los poderosos cañones que adornan la entrada. De 1986 a 1989 el museo cerró su puertas para una profunda remodelación y fue cuando se creó el fantástico atrio central dónde antes había un patio. La nueva inauguración corrió esta vez a cargo de la reina Isabel II. A esta siguieron otras ampliaciones y remodelaciones hasta que en 2000 quedó tal y como lo vemos hoy en día.
El IWM London tiene 5 plantas organizadas alrededor del mencionado atrio central. En ellas hay varias exhibiciones permanentes que cubren todo tipo de temas, desde el Holocausto a una estupenda recreación de la deprimente vida en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Aunque cuando entras no parece demasiado grande yo creo que al menos medio día hace falta para verlo por encima y si te gusta la Historia es fácil quedarse un día entero.
Seis razones para visitarlo (o seis cosas en las que fijarse si ya pensabas ir)
– El atrio central: el edificio en el que está el museo es muy bonito, con una estilizada cúpula y un pórtico neoclásico con columnas jónicas. Pero a mí me conquistó el amplio y luminoso atrio central en forma de hangar y lleno de todo tipo de ingenios mecánicos de diversas épocas: aviones que cuelgan del techo, varios modelos de tanques, camiones, misiles, submarinos… Hay miradores hasta la altura del cuarto piso y es muy recomendable subir y verlo a vista de pájaro. Aquí una foto panorámica de la Wiki.
– Un biplano Sopwith Camel: aunque ahora parezca casi de juguete el Camel es generalmente considerado el mejor avión de combate de la Primera Guerra Mundial. A pesar de que llegó al frente entrado 1917 fue capaz de derribar más aviones enemigos que ningún otro aparato de los Aliados. No apto para pilotos novatos, una vez que le cogías el tranquillo tenía una maniobrabilidad sin igual junto con una velocidad máxima de 185 Km/h. A pesar de que se construyeron unos 5500 sólo quedan 7 en todo el mundo y éste es uno de ellos.
– Los restos del avión Rudolf Hess: aunque las piezas exhibidas no parecen gran cosa (un motor ennegrecido y un trozo no muy grande de la cola del fuselaje) su importancia histórica si lo es. En uno de los episodios más desconcertantes de la SGM, el lugarteniente de Hitler Rudolph Hess decidió volar en solitario al Reino Unido para intentar negociar la paz con los británicos por su cuenta. Saltó en paracaídas cuando sobrevolaba Escocia y fue capturado inmediatamente. Rechazado por ambos bandos como interlocutor válido y repudiado por sus ex camaradas Nazis en los juicios de Núremberg por su conducta errática, acabó siendo el último y único prisionero en Spandau hasta su suicidio en 1987.
– Las bombas volantes V1 y V2: grabadas a sangre y fuego en la memoria colectiva londinense, las Vergeltungswaffen (armas de represalia) fueron diseñadas para sembrar el pánico en Inglaterra haciendo lo nunca visto: matar desde grandes distancias. En total se lanzaron unas 14000 de ellas sobre Inglaterra causando unas 30000 muertes e incontables heridos y daños materiales. Creada por el futuro responsable de la carrera espacial estadounidense Wernher von Braun, la V2 fue el primer artefacto hecho por el hombre en alcanzar el espacio exterior y es considerado el padre de los misiles y cohetes espaciales diseñados desde entonces.
– Un Heinkel He 162: el más rápido de la primerísima generación de cazas a reacción con los que Alemania Nazi esperaba recuperar la superioridad aérea y darle la vuelta a la contienda. Construido a una velocidad increible (apenas 90 días entre su diseño y su primer vuelo) y hecho con materiales baratos y no utilizables para otras armas, es poco menos que un hito tecnológico a pesar de que no era completamente fiable. Entró en servicio en 1945, demasiado tarde para tener algún tipo de impacto. Se construyeron unos 320 y sólo quedan 8 en todo el mundo.
– Un Torpedo Humano italiano: con inequívoca forma de supositorio gigante el SLC (Siluro a Lenta Corsa – Torpedo de Curso Lento) fue un pequeño submarino ideado por los italianos a finales de los 30 y pensado para infiltrarse, generalmente de noche, en puertos enemigos. El motor eléctrico les permitía acercarse lentamente sin ser detectados a los barcos que pensaban hundir y luego la parte delantera se separaba del submarino y se pegaba al casco del barco como una mina. Una vez dejada la carga con temporizador el SLC se escabullía de vuelta al submarino que los había transportado. En 1941 uno de estos SLC consiguió colarse en el puerto de Valetta (Malta) y dañar seriamente 3 grandes buques británicos. Debe ser muy popular en Italia porque cada vez que voy al IWM hay algún italiano sacándose una foto con el con la misma cara de orgullo que si fuese un Ferrari.
¿Te atreves a buscar la Blue Max?
La imagen de arriba es la famosa Blue Max, la más alta condecoración militar alemana hasta 1918 e íntimamente ligada a la aviación militar en la Primera Guerra Mundial. Le era concedida a “los caballeros del aire” alemanes si derribaban 8 enemigos, aunque lo subieron a 16 victorias después. Oscuro objeto del deseo de cualquier piloto alemán como contó con acierto la excelente película “The Blue Max” con George Peppard, en realidad es bastante pequeña y no llama mucho la atención a primera vista. Hay una expuesta en el IWM aunque bastante escondida ¿eres capaz de encontrarla? Una pista: está en el sótano…
Un par de datos prácticos: la parada de metro más cercana es Lambeth North (Bakerloo Line) aunque Elephant&Castle (Northern y Bakerloo Lines) también está bastante cerca . Un pub agradable donde tomarse algo al lado del IWM es Grand Union. Si te pones de cara a la entrada principal, a la izquierda y dentro del recinto que pertenece al museo, hay un jardín tibetano donado por el Dalai Lama en 1999.
Nota: el IWM va a estar cerrado los primeros 6 meses de 2013 por reformas
Nota: cuando me acerqué ayer (27/07/12) a sacar las fotos para el post me dijeron que una de las joyas del museo, la Brough Superior SS100 en la que se mató Lawrence de Arabia, se la habían llevado el día antes (la tenían en préstamo) y no parece que la vayan a traer de vuelta en los próximos meses o años.
Actualización a 28 de septiembre de 2013: hoy he ido al IWM a ver cómo había quedado tras la reapertura y me he llevado un considerable chasco. El atrio sigue cerrado por reformas y lo único abierto al público era las salas de exposiciones de 3 de las plantas. Me comentaron que el atrio (remodelado por Foster por cierto) lo reabren en el verano de 2014. La web anuncia que la fecha final de reapertura será el 20 de julio de 2014.
Visitando los lugares del Día D
Hola Nacho!! Mucha gracias por tus comentarios sobre el museo. Es muy recomendable…si quieres saber de historia de este tema evidentemente. Ah!! y sentarse a tomar un café mientras contemplas los aviones…es toda una experiencia 🙂 Un abrazo!!
Nota para los que tengais en mente visitarlo: la web del IWM London ha confirmado que lo vuelven a abrir (aunque parcialmente) el 29 de Julio de 2013
Cuando fui estaba cerrado por obras U.U a ver si para la próximo puedo pasarme!!
el de churchill me gustó 😉
Un abrazo!
Lo acaban de volver de reabrir hace cosa asi de un mes. Un dia d estos ire con la peque y comentare si ha cambiado mucho. Un abrazo!
Pues a tener que decidir que hago!! Seguro que nos estaremos mucho rato en él…no se si comer pronto y entrar hasta el cierre o si se puede llevar algo para comer ??
Suele haber mucha cola??
A ver si consigo organizar ese día.
Hola Vero.
El museo no vuelve a abrir hasta el 14 de Julio. Dado que hay mucha expectacion sobre el nuevo atrio, lo mas probable es que haya bastante gente. Como la entrada es libre, colas no suele haber, solo para algunas de las exhibiciones para las que hay que pagar.
Se pueden llevar cosas para comer y tomarlas en el estupendo parque en el que esta o incluso dentro. Tiene cafeteria donde venden comida y hay pubs en los alrededores.
Yo diria que en un par de horas ves bastantes cosas. Lo mejor de todo era el atrio central con los tanques, aviones y demas. Me imagino que tras la remodelacion sera aun mejor. Para verlo bien de verdad creo que hace falta al menos medio dia.
Espero haberte ayudado con las dudas 🙂
saludos
Gracias!!! Pues si, porque sabiendo que se puede llevar comida, quizás me paso por el Borough market antes jeje ya lo pensaré, o salir a comer y volver a entrar. El tema es queno me de un desmayo por no comer xD
Iremos en Septiembre, así que genial ^_^
Saludos!!
Es espectacular y gratis. Lamentablemente varios aviones se los llevaron al museo IWM Duxford.
En el IWM de Londres el restoran es excelente, también vale la pena
Hola Mariana, gracias por dejar un comentario.
Si, es una pena que con la remodelacion del atrio hayan quitado bastantes aviones. Una excusa mas para ir al de Duxford, que es una autentica maravilla.
No he probado la cafeteria en el IWM de Londres, lo hare la proxima vez.
Saludos