Guatemala: El Ceibal, tarántulas, monos aulladores y ruinas mayas

Mis recuerdos del yacimiento maya de El Ceibal están relacionados sobre todo con sensaciones y sonidos más que los restos arqueológicos en sí. No sé si será fácil trasladarlas a un post pero al menos una parte del trabajo se lo dejaré a las fotos y videos de aquel día. La visita a El Ceibal es un buen ejemplo de por qué Guatemala es mi país favorito: independientemente de lo interesante que sea lo que vayas a ver, el entorno lo transforma en una experiencia única y especial.

Las excursiones salían de Sayaxché, un pueblo con aroma a aventura y frontera junto al Rio de la Pasión. Siguiendo la unánime recomendación de guías y viajeros decidimos ir con Lanchas Don Pedro (servlanchasdonpedro@hotmail.com). Encontramos su oficina sin problemas: una caseta de color verde claro a la orilla misma del rio. Nos atendió el mismo Don Pedro (Méndez) cuya vitalidad contagiosa desafiaba a las arrugas de su amable rostro. Nos hicieron de guías en la visita su hijo (Jorge Luis creo recordar) y uno de sus nietos. Subimos a la lancha y empezamos a remontar el rio hacia El Ceibal.

Remontando el Rio de la Pasión

Remontando el Rio de la Pasión

El rio llevaba mucha agua pero discurría calmado y perezoso, con un muro de vegetación espesa bordeando las orillas. Me venían a la cabeza las miradas de Martin Sheen a la selva en Apocalypse Now, pero más que amenazadora yo la sentía como misteriosa y venerable. Sentados en la barca nos llegaban ruidos ahogados del interior de la selva y sonidos más estridentes y cercanos de las numerosas aves que nos miraban con indiferencia desde las ramas. Disfruté tanto del paseo que no recuerdo exactamente cuánto duró… ¿40 minutos? ¿Una hora? Algo así.

Camino del yacimiento

Camino del yacimiento

Grupo Ceiba

Llegamos a un pequeño embarcadero desde el que un camino se adentraba en la espesura. A ambos lados de la vereda la exuberante vegetación tropical era todo un espectáculo, especialmente las enormes ceibas que dan nombre al yacimiento. La jungla te envolvía por todas partes con ese olor dulzón de la tierra que no se seca nunca. Y de esa tierra y ante nuestra sorpresa salían tarántulas por todas partes huyendo de nuestras pisadas. Negras, peludas y enormes, sin duda estaban más asustadas de nosotros que al contrario a pesar de la mala publicidad que siempre se les ha dado. Algunas se quedaban inmóviles hasta que casi las podíamos tocar para seguidamente salir disparadas buscando refugio. Rodeado de selva imprenetrable y con tarántulas corriéndome entre los pies me sentí (siguiendo con los símiles cinematográficos) como Indiana Jones intentando rescatar el ídolo dorado al principio de “En busca del arca perdida”.

Tarantula 1

Tarantula 3

El Ceibal está solo parcialmente excavado al igual que muchos de los yacimientos que rodean la zona, lo que le da cierto aire de aventura y misteio. Da la sensación de que si nadie viene durante unos pocos días las voraces selvas de El Petén se lo tragarían sin remisión, perdiéndose para siempre. Su época de esplendor fue del 400 a.C. al  200 d.C. con un resurgimiento sobre el siglo IX antes de que fuese abandonado definitivamente. Su redescubrimiento ocurrió en 1890. Diseminadas en un amplio claro de la selva nos encontramos con diversas estructuras que variaban en tamaño y llamativas estelas, así como una maqueta que muestra como era el sitio en la antigüedad. Para saber más sobre el sitio puedes leer el artículo de la wiki o esta completísima página con gráficos y fotos (en inglés).

El Ceibal 1

Yacimiento de El Ceibal

Yacimiento de El Ceibal

Al poco de llegar a las ruinas escuchamos un rugido profundo de los que te encogen el corazón. Parecía venir de todas las direcciones a la vez. La verdad es que me quedé petrificado sin saber muy bien si salir corriendo o empujar a mis amigos hacia la maleza para que lo que fuese empezase comiéndoselos a ellos y poder ganar algo de tiempo (siempre he sido un gran compañero de viaje). La tensión se alivió cuando el guía nos dijo que eran monos aulladores. Volviendo al cine juro que si el ruido hubiese sido del mismo King Kong o del tiranosaurio de Parque Jurásico no hubiese atronado más. A pesar de que no son demasiado grandes (entre 55 a 90 cm sin la cola) su garganta tiene una estructura especial (hueso hioides súper desarrollado) que les hace poder emitir sus característicos sonidos guturales a un volúmen brutal. Están considerados como el animal terrestre capaz de emitir sonidos más altos, llegando a atravesar hasta 5 kilómetros de selva densa. Un auténtico espectáculo que nos tenía hipnotizados cada vez que se repetía.

Al regresar de la excursión volvimos a ver a Don Pedro en la oficina. Sacó viejos álbumes de (interesantísimas) fotos y nos estuvo contando cómo era la zona años atrás  y las expediciones que hizo acompañando a National Geographic y al Discovery Channel en sus visitas a los yacimientos de la zona y en busca de otros aún por excavar. Pasamos un rato estupendo que tuvimos que interrumpir para poder llegar a Flores esa misma tarde y visitar Tikal al día siguiente. Dos espinas tengo clavadas del viaje a Guatemala: no habernos quedado a dormir en los alrededores de Semuc Champey y así haber podido pasar más tiempo allí y el no habernos quedado a cenar con Don Pedro para seguir escuchando sus maravillosas historias.

Don Pedro y sus maravillosas historias

Don Pedro y sus maravillosas historias (Septiembre 2006)

Tikal, esplendor maya en la selva

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11 comentarios en “Guatemala: El Ceibal, tarántulas, monos aulladores y ruinas mayas

    • A mi los monos me impresionaron mucho. Los volvi a ver en Costa Rica pero en El Ceibal fue mas impresionante.

      Y si, mis survival skills salen a relucir en la selva ja ja a lo mejor cuando lo lean ya no quieren viajar mas conmigo 🙂

  1. Muy interesante, cómo siempre. Ofreces una visión de Guatemala desconocida para mí, que decidí evitar la selva al viajar con mis hijos pequeños. Espero volver con ellos cuando sean algo mayores y así poder ver Tikal.

    Espectacular la ceiba de la foto, ahora entiendo porque llaman El Ceibal a ese sitio. 🙂 He visto algunas grandes en Senegal también, aunque quizás no tanto cómo esta.

    • Gracias Floren. Guatemala tiene mucho que ofrecer y el entorno es espectacular. Donde estuviste? la selva no es muy aconsejable si los ninhos son pequenhos, yo tambien la habria evitado hasta que creciesen un poco mas. Una buena excusa para volver a uno de los sitios que mas lo merecen. Saludos

      • Estuvimos en la zona Sur del país, fundamentalmente en Antigua, Chichicastenango y el maravilloso lago Atitlán. Suficiente para quedar convencido de que Guatemala es uno de los países más bellos y culturalmente interesantes entre los que he visitado. Aunque a Tikal tengo que ir cómo sea…:-)

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