Londres Zooms 5: Eclipse de Amadou&Mariam, un concierto diferente.

Pocas pocas veces uno tiene expectativas de ver algo realmente diferente al ir a un concierto. Pero esa fue la sensación con la que acabé tras asistir a Eclipse, la gira de los músicos de Malí Amadou&Mariam.

Amadou Bagayoko y Mariam Doumbia nacieron en Bamako (Mali) en 1954 y 1958 respectivamente. Ambos son ciegos. Amadou perdió la vista cuando tenía 16 años y Mariam a los 5. La causa fue un sarampión no tratado. «La pareja ciega de Malí» se conoció en el Instituto Maliense para Jóvenes Ciegos de la capital, Bamako. Los dos habían demostrado aptitudes para la música y entraron en la Orquesta Eclipse del Instituto. Se casaron en 1980 y tras labrarse un nombre en Malí primero y en África Occidental después, saltaron a Francia dónde se han hecho muy populares, colaborando con gente como Manu Chao entre otros.

A&M

Pero vamos con el concierto en sí. La propuesta de A&M para su gira bautizada como Eclipse fue sorprendente: tocar en completa oscuridad. Con ello querían invitar al público a sentir, ver y vivir el concierto como lo hacen ellos. Sin saber muy bien que esperarnos fuimos al York Hall, en Bethnal Green. Apenas entramos nos dieron instrucciones claras: móviles rigurosamente apagados, ni siquiera en silencio, relojes con agujas fosforescentes al bolsillo, nada que emititiese luz por poca que fuese o reflejos.

El concierto iba a ser en la sala principal del York Hall, una enorme habitación que habían vaciado por completo y en la que habian puesto sillas plegables. Los ventanales estaban cubiertos con gruesas cortinas y cada una de las rendijas por dónde pudiese colarse un haz de luz estaba tapada. Nos dieron una hoja explicando qué hacer en caso de querer salir de la sala. Basicamente tenías que levantar la mano y los acomodadores, que llevaban gafas de visión nocturna, vendrían a buscarte y te guiarían fuera. Pero nada de luces o claridad. Todo vendido, la sala llena.

Una vez se apagaron los tenues focos la oscuridad era total y absoluta, ni siquiera podía ver mi mano al ponerla unos centímetros frente a los ojos. Pasamos así unos extraños minutos esperando a que empezase el concierto, sin intercambiar ni una frase, como en el cine. Entonces a través de los altavoces y con efecto surround empezamos a oir los sonidos de las calles de Bamako. Parecía que estabas allí mismo: los coches con motores cansados y tocando el claxon, diferentes animales, personas que canturreaban o anunciaban sus mercancías…la ciudad venía hacia nosotros desde todas las direcciones. Pero Bamako no sólo llegaba a través de los oidos, también del olfato. Como parte de la ambientación del concierto se añadieron aromas y olores malienses que hacían aun más intensa la sensación de haberte teletrasnportado.

Con ese alegre barullo de fondo un narrador empezó a contar la historia de ambos músicos, empezando por Amadou. Contó su juventud en Bamako y describió sus sensaciones y sentimientos cuando perdió la vista y salió a la calle por primera vez siendo ciego. Compartimos su desorientación y desconcierto. Entonces llegó la primera canción, una de las primeras que compuso. Los sonidos de su guitarra te llegaban de una manera distinta al estar todo oscuro, como más profundamente y sin barreras. Costaba acostumbrarse un poco. Hubo aplausos inseguros cuando terminó la música y entonces el narrador retomó el relato con la historia de Mariam, que nos regaló una canción preciosa al acabar la parte de su infancia. Más aplausos confusos, nadie se movía en la silla. Casi evitábamos hacer ruido, como no queriendo molestar cuando es de noche.

A partir de ahí les seguimos en su increíble experiencia vital: cuando se conocen en el citado Instituto y se enamoran instantáneamente, jurando dedicarse el uno al otro y a la música el resto de sus vidas, sus viajes en desvencijados autobuses dando conciertos por todo el Delta del Níger buscando hacerse un nombre y poder vivir de su pasión por la música, su boda…

Cada una de las diferentes etapas viene acompañada por una canción, joyas llenas de energía que de alguna manera te inundan al no poder ver de dónde salen. La negritud absoluta impone mucho: siendo un concierto de potente y muy bailable afro-funk-blues nadie parece leventarse a bailar o hablar entre canciones y los aplausos son más tímidos que lo que las canciones merecen. No hay duda de que con las luces encendidas estaríamos todos dando botes a estas alturas. Aún así, a medida que va pasando el concierto y nos vamos acostumbrando a la situación las reacciones son más intensas por nuestra parte: aplausos más fuertes, vítores, pateábamos el suelo para hacerles saber que estábamos disfrutando, pero aún no nos habíamos levantado a bailar, faltaba ese último impulso para que nos comportásemos «como siempre» en un concierto.

Y mientras sus vidas seguían: el llanto de su primer hijo al nacer nos confirma que ha llegado al mundo, pero no podemos verlo, igual que ellos. A mediados de los 80 conocen a otro ilustre músico invidente, Stevie Wonder, y empiezan a hacer giras por diversas partes del mundo. Se hacen famosos en África y en 1996 emigran a París buscando un público más amplio. Causan sensación y el mundo occidental se gira hacia ellos para colaborar de diversas maneras: Manu Chao les produce, teloneros de Coldplay y U2, giras mundiales, premios…

Cuando sonaron sus canciones más conocidas en la parte final del concierto ya estábamos mucho más metidos y nos habíamos soltado, todos en pie bailando sin parar, los sentíamos al lado nuestro aunque no les pudiésemos ver. Finalmente, en medio de una canción y ya con todo el auditorio bailando, la espesa cortina que ocultaba el escenario se fue abriendo poco a poco, a la vez que se iban encendiendo los focos que apuntaban a la banda. Y sí, era verdad, estaban allí. No era un CD. Amadou&Mariam estaban encima del escenario, sentados en una silla el uno junto al otro, con sus gafas negras, ataviados con coloridas túnicas africanas y rodeados de su banda. Una banda de lujo compuesta por músicos africanos de renombre como Mamadou Diabaté, Aly y Mamani Keita e Idrissa Soumaoro (antiguo director del Instituto de Malí).

Mientras bailaba se me vino una pregunta a la cabeza: ¿tuvieron los músicos que los acompañaban que aprender a tocar a oscuras o tendrían algún tipo de luz para ayudarles? Parecía que lo primero, aunque sólo fuese por solidaridad. Un bis con un tema de su último disco con la banda y el público encendidos puso el broche final perfecto para una experiencia distinta e inolvidable. Vaya sonrisas y sensación de satisfacción teníamos todos al salir. Merci A&M

Algunas de sus canciones más conocidas y que tocaron en el concierto Eclipse:

http://www.youtube.com/watch?v=3KhFv1qJcao

http://www.youtube.com/watch?v=iju1_DhH2Qs

http://www.youtube.com/watch?v=7O4lGQsf8Tw

Su web, con fotos, videos e información:

http://www.amadou-mariam.com/

PD: como no puede ser de otra manera le dedico el post a Juan Q por descubrir el concierto e invitarnos.

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